Casas holandesas en Willemstad
Casas holandesas en Willemstad

Empecemos por decir que Curazao es una isla en el Caribe que forma parte del Reino de los Países Bajos, o como comúnmente lo llamamos, Holanda. Tiene una superficie de escasos 440 km² y está situada a solo unos 65 km de Venezuela. En esta isla viven unas 160 mil personas y se hablan varios idiomas, siendo el neerlandés y el papiamento los oficiales. Sin embargo, según pude observar, mucha gente habla español e inglés con fluidez. La capital o ciudad principal es Willemstad, y la moneda oficial es el florín antillano, aunque el dólar estadounidense es aceptado en todas partes.

¿Cómo llegar a Curazao?

La mejor forma de llegar a Curazao es en avión, aterrizando en el Aeropuerto Internacional Hato, que queda muy cerca de la capital. Aunque, bueno, vale decir que aquí todo está relativamente cerca. Un vuelo desde Bogotá toma apenas unas dos horas y es tranquilo, aunque de vuelta se sintieron algunas turbulencias fuertes. El pasaje ida y vuelta por Wingo, costó apenas unos 800 mil pesos o 200 USD.  Una vez en el aeropuerto, lo más recomendable es simplemente tomar un taxi hasta el hotel o el centro de la ciudad. En nuestro caso, alquilamos un vehículo particular para movernos con mayor libertad. Según investigué en la página oficial de Curazao, no hay ferris ni barcos que lleguen desde Venezuela o las islas cercanas, por lo que la única opción viable es llegar en avión.

¿Qué hacer en Curazao?

Nosotros llegamos tarde, pasadas las 6, y mientras esperábamos por nuestra van, se nos hizo aún más tarde. Lo primero que hicimos fue comprar cervezas para más tarde e ir a cenar algo. Las compras las hicimos en un pequeño supermercado de camino a nuestro Airbnb, acá dejo el link de la casa donde nos hospedamos y que costó en total $1’500.000 COP o alrededor de 450 USD. La primera curiosidad aquí es que los mercados parecen estar controlados por familias chinas, lo bueno es que trabajan hasta tarde. Esa noche la pasamos simplemente bebiendo en la piscina de la casa que habíamos rentado.

Bahia Santa Ana

 

La mañana siguiente hicimos un pequeño recorrido por Willemstad, la capital de la isla, que diría más bien es como un barrio, aunque muy pintoresco. Está ubicada al sur, y parece ser donde se concentra la mayor parte de la población. Las calles son pequeñas y recuerdan a una ciudad europea, y al acercarse a la bahía de Santa Ana, la arquitectura se vuelve más interesante. Hay un par de cuadras con casas de estilo holandés (o eso dicen, ya que no conozco Holanda); son casas pequeñas, de dos a cuatro pisos, todas pintadas de colores pastel que adornan el paisaje de manera increíble.

También está el puente Reina Emma, que es flotante y peatonal, y se abre para dejar pasar embarcaciones por la bahía. El puente y las casitas forman la postal típica de la ciudad, así que allí nos tomamos las fotos correspondientes. Toda la zona es caminable y agradable, con comercios y varias tiendas de recuerdos que NO abren los domingos, por lo que es mejor comprar entre semana.

 

Letrero de Curazao

Otro sitio obligado para la foto es la plaza central en Hendrikplein (creo que así se llama la calle), donde se encuentran los letreros de ‘Curazao’ y ‘Dushi’. Según entendí, ‘dushi’ es una palabra muy común en la isla que significa dulce. En esa zona también hay restaurantes y algunos cafés.

Un lugar bonito para caminar es el Fuerte Rif, que es como un centro comercial amurallado. Según algunas señales, el fuerte data de 1828, y se puede acceder gratis para observar la ciudad y la bahía desde allí.

Fuerte Rif

Las playas de Curazao

Vista nocturna Mambo Beach

No nos engañemos, todos vamos a Curazao por una razón principal: las playas. En nuestra segunda tarde-noche fuimos a ver el partido de Colombia (estábamos en plena Copa América) en la que tal vez sea la playa más conocida, Mambo Beach. Allí no se puede entrar con alcohol, ya que básicamente es un conjunto de bares y restaurantes en la costa, y eso afectaría su negocio. Nosotros nos ubicamos en un bar donde transmitían el partido, pedimos unos cócteles, un par de cervezas y pasamos el rato. Obviamente, también hubo tiempo para recorrer la playa y observar a viajeros de distintos lugares disfrutar de la noche.

El tercer día fuimos a Playa Lagun, al norte de la isla, que está a aproximadamente una hora desde Willemstad. Es un lugar totalmente opuesto a Mambo: tranquilo, casi sin turistas y con pocos restaurantes. La playa está rodeada de acantilados que le dan un toque realmente mágico. Por lo que pude ver, es un sitio ideal para hacer snorkel, incluso vimos gente practicando en la noche. Aquí no hay bares, o al menos no están cerca, así que es mejor llevar cerveza y provisiones para pasar el rato.

Mambo Beach, al parecer, es privada, por lo que el acceso es restringido y a ciertas horas ya no es posible entrar. Así que esa noche la pasamos cerca, en una playa pública llamada Marie Pampoen. Llegamos tarde, casi a medianoche, y aún había gente haciendo un asado y escuchando música. Nosotros llevábamos nuestras cervezas y simplemente nos sentamos en unas bancas a beber y disfrutar del momento

Bar en Playa Mambo

Comidas y compras en Curazao

Como mencioné al principio, aquí hay varios mercados que tienen de todo, casi todos parecen estar administrados por familias chinas. Son una buena opción, especialmente si se les hace tarde para entrar a un supermercado más grande. En cuanto a opciones más amplias, existen los supermercados Centrum y Van der Tweel, donde encontrarán de todo y a mejores precios, aunque sus horarios son más reducidos. Allí encontramos cerveza por hasta 50 centavos de dólar estadounidense, era una cerveza que parecía hecha y empacada por locales, pero estaba bien

Karni Stoba
Cerveza de Curazao

En cuanto a domicilios, no encontramos la manera de pedirlos, así que no dependería de ese servicio para nada.

En cuanto a restaurantes, entré una vez a la vieja confiable: McDonald’s (creo que en cada país que he visitado, he ido al menos una vez). Un combo normal me costó 10 USD. También probamos otro sitio de hamburguesas un poco más premium llamado Denny’s, donde pagué 26 USD por un combo. Además, cenamos en un restaurante en el centro, justo enfrente del letrero de ‘Curazao’, el lugar se llama Plein Café Wilhelmina. Lo bueno es que tenían platos típicos, todos alrededor de los 30 USD. Y sí, la comida aquí es cara, más cercana a los precios de un país del primer mundo. Yo en particular probé el Karni Stoba, que es una carne guisada servida con papas, ensalada y funchi, una especie de torta hecha de harina de maíz.

Si están en el centro, al otro ladeo del Puente Emma, sobre la calle De Rouvilleweg, háganse el favor de tomar jugo en Anders Shakes, es un pequeño quiosco con varias licuadoras y hacen jugos de diferentes frutas y con varias opciones, el vaso de jugo está alrededor de 5 USD.

Conclusiones sobre Curazao

Primero debo decir que este país, o mejor dicho, esta isla, siempre estará en mi corazón porque fue la primera vez que viajé al exterior con todo mi grupo de amigos, lo que hizo que el viaje fuera muy especial.

La verdad sea dicha, esta isla es pequeña y un poco aburrida en cuanto a vida nocturna. Las calles de la capital se ven vacías en la noche, y salvo Mambo, las playas también. Los precios aquí son altísimos, especialmente considerando que aún estamos en Latinoamérica; los costos me recordaron más a Canadá, especialmente en lo que respecta a la comida.

La capital es hermosa, se ve ordenada y limpia. La arquitectura es diferente a cualquier cosa que exista en Colombia, por lo que vale la pena caminar por el centro y disfrutar de esa mezcla entre lo holandés y lo latino.

Curazao ofrece todo tipo de playas, desde las más concurridas con cafés, bares y restaurantes, hasta playas naturales enfocadas en la relajación. Si les gusta el plan de playa, este es un gran destino: está cerca de Colombia, los pasajes son baratos y no se necesita visa.

Dushi, Curazao

por Camilo J

Ingeniero de sistemas con más ganas de viajar que trabajar ¿Ya leiste mi libro? https://www.amazon.com/dp/B0B4YR7KLM

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