Fushimi Inari-taisha

Bueno, mi historia en Japón no comenzó exactamente con un recorrido por Kioto, empezó en Tokio pero eso lo escribiré en otro post. Lo importante es que Kioto es una ciudad fantástica, relativamente pequeña, llena de gente vestida con kimonos coloridos, la ciudad de las geishas, una ciudad que parece más tradicional, la antigua capital de Japón. Sin embargo hablar de Kioto y en general de Japón no será fácil por dos razones, en ese momento no pensaba hacer blogs y por lo tanto las fotografías no están bien documentadas, además mi nulo conocimiento de japones hace que muchos nombres, especialmente de templos, se me hayan confundido y olvidado, trataré de hacerlo lo mejor que pueda

Mi recorrido por Kioto

A Kioto llegué en tren, en uno de los famosos trenes bala de Japón (Shinkansen), el recorrido desde Tokio es de unas tres horas nada más, es poco teniendo en cuenta la distancia, en fin, llegué a la estación central de Kioto a eso de las 10 de la mañana y para ahorrar dinero me fui caminando hasta el hostal que había pagado, una caminata de media hora mientras caminaba por la ciudad.

Solo al salir de la estación y empezar a andar me topé con el primer templo budista, el budismo junto al sintoísmo son las dos grandes religiones de Japón, El templo To-Ji está allí desde el año 796, aunque como muchos otros templos ha sido reestructurado o completamente reconstruido, las formas del templo invocan de inmediato lo que uno espera de Japón, el uso de la madera, formas sencillas, tallados exhaustivos y detallados y los techos curvos que recuerdan a cualquier anime de nuestra infancia. Entré y caminé por todo el sitio, era temprano pero ya había unos pocos locales que se lavaban las manos en una especie de albercas de las que se saca agua con un cucharon. Luego me enteré que es una especie de ritual sintoista llamado ablución, pero también se ve en templos budistas, hay que lavarse la mano izquierda, luego la derecha, luego la boca y finalmente dejar el cucharon también limpio y boca abajo ¡Qué interesante! En fin, como tenía la mochila no quise demorarme mucho así que retomé mi camino hacía el hostal.

En el hostal me dejaron bañarme aún cuando no había hecho check-in y vi por primera vez una de las maravillas japonesas: los inodoros, tienen botoncitos a los lados y aunque no se sabe a ciencia cierta para que son, por los símbolos se puede decir que activan música o calientan los bordes donde uno se sienta, pura comodidad….¡Están a años de distancia de nosotros! …Salí a caminar de nuevo y a buscar algo de comer, en las calles noté algunas personas vestidas con el popular kimono, tanto hombres como mujeres lo usaban, supuse que era algo común en japón. Busqué un restaurante relativamente grande esperando que tuvieran menú en inglés, por mi noche anterior en Tokio ya sabía que algunos restaurantes tenían una maquina para revisar el menú y hacer el pedido desde ahí, resulta que es algo común, así que fue relativamente fácil saber qué pedir: curri de cerdo con arroz, o sea una chuleta de cerdo bañada en mucha salsa sobre un plato de arroz blanco. En la maquinita están los menús en japones e ingles, uno escoge lo que quiere, inserta los billetes en la máquina, te devuelve las vueltas y un recibo que sirve de turno, ya después solo tienes que esperar y listo.

El centro de Kioto

En el centro de Kioto, justo afuera de la estación central está un icono de la ciudad, la famosa torre que tiene un poco más de 100 metros de alta y que sirve como hotel, restaurante, y observatorio, a pesar de que en el centro hay edificios modernos y centros comerciales, la torre contrasta con los edificios bajos de la ciudad y en general con el ambiente tradicional que se vive. En los alrededores hay centros comerciales, restaurantes y cafés que recuerdan que igual Japón es una potencia capitalista.

En la noche busqué un restaurante cerca al hostal y encontré uno que parecía tradicional, las mesas están muy cercanas al piso y tienen una placa metálica que se calienta, ahí ponen la comida para que se mantenga caliente, me comí un okonomiyaki, una especie de pankeke con vegetales, carne y salsas por encima, también probé algo de sake, licor hecho a base de arroz, algo muy curioso es que uno puede ver cómo van cocinando tu comida, como usan unos palitos chinos gigantes para revolver todo; la gente aunque uno no hable japonés intenta ser amable y cada vez que sales de un restaurante se puede oir como al unísono te dicen algo como «Arigato gozaima» Nunca supe sí era eso lo que oía, en fin.

Los palacios de Kioto

Al siguiente día me fui temprano para el Castillo de Nijo, construido a principios del siglo XVII como casa para los Shogunes, militares de alto rango en el antiguo sistema japonés, el complejo es grandísimo y alberga varios edificios, la entrada al complejo cuesta unos 600 yenes pero no da acceso a todos los edificios (en algunas partes está prohíbido tomar fotos), adicionalmente pueden alquilar audioguías en varios idiomas, son útiles para intentar entender algo de la compleja historia nipona, por ejemplo este castillo sirvió como palacio imperial en 1867 luego de la restauración japonesa, al final del período Edo. El recorrido total puede durar tanto como quieran, yo lo hice en unas 3 horas, vale la pena ver los estanques a las afueras del castillo que están llenos de carpas koi, pececitos muy simpáticos que se acumulan cerca a los turistas para esperar que les boten comida (hasta los peces son inteligentes.

Castillo de Nijo
Castillo de Nijo

A tan solo unos 15 minutos caminando se encuentra otro sitio imperdible de Kioto, el palacio imperial que sirvió como residencia del emperador hasta que se acabó el período Edo por allá en 1868, es básicamente un parque público al que se puede acceder a cualquier hora, desde allí se pueden ver edificios de estilo japones, entre ellos el antiguo palacio, pero no se puede acceder a ninguno de ellos, así que este plan es más de relajación, para caminar un rato y despejarse, en primavera es un espectaculo gracias a los miles de arboles de cerezo que florecen en esa época.

Castillo Imperial, Kyoto
Castillo Imperial, Kyoto

Después de otra caminata por las calles de la ciudad y visitar otro templo sintoista escondido y cuyo nombre me es imposible recordar, me fui a ver una de las atracciones turísticas mejor escondidas de la ciudad: Gion, el barrio de las Geishas, y más que eso es un barrio muy tradicional lleno de turistas pero también gente japonesa vestida con kimonos, tiendas de souvenires, restaurantes tradicionales y demás. Al entrar en la cuadra principal llama la atención un curioso aviso que indica que no se debe tocar a las geishas, en realidad no es que no se deba es que no se puede porque es muy difícil verlas y casi imposible fotografiarlas, la razón no la sé pero a penas se les ve caminar rápidamente de un sitio a otro generalmente por las puertas traseras de los establecimientos o se les ve subir a carros lujosos, así que es muy raro observarlas, sin embargo tener una foto se convierte en una especie de juego por lo que recorrí el lugar unas 5 veces tratando de verlas.

Los siguientes dos días los pensaba pasar en Osaka, pero me aburrí, eso lo contaré en otro post, por lo tanto solo estuve un día y aporvechando el rail pass, me devolví a Kioto a visitar dos templos imperdibles, son dos de los lugares más lindos que he visitado en mi vida. El templo del agua pura o Kiyomizudera se encuentra a solo 15 minutos caminando del Hostal donde estaba hospedado así que tenía que verlo. queda en las colinas de la ciudad y está ahí desde antes del año 800, Sin embargo como casi todos los templos en Japón, los edificios que se ven han sido reconstruidos, ya que se han incendiado en varias ocasiones, el templo es más un complejo de edificaciones como la impresionante Puerta de Deva que tiene unos 10 metros de ancho y 5 de profundidad y está construida con madera de ciprés, el campanario de Shoro tiene una campana de más de dos toneladas de peso, el salón Zuigudō en honor a la mamá de Buda y en cuyo interior (hay que pagar 100 yenes) hay una piedra que simboliza el útero de la madre de Buda, dentro no se ve nada y hay que guiarse por una cuerda al rededor de la piedra, allí podrán pedir por algo y si tienen la suficiente fe para atravesar el templo entonces sus plegarias serán escuchadas, y por supuesto el salón principal Hondo que tiene un balcón de 13 metros sostenido por vigas y sin usar una sola puntilla, el balcón sirve como mirador hacía las montañas y hacia la ciudad de Kioto así que es un placer estar allí.

Por último también está la razón del templo, la cascada de Otowa, el agua corre por tres canales y hay que hacer fila para poder recoger y beber un poco de agua que supuestamente te dará salud, larga vida y éxito. Hay muchos otros templos pequeños y edificaciones así que perfectamente pueden gastar allí medio día recorriendo el lugar.

Pero a mí me quedaba otro sitio por visitar, el famoso templo sintoista Fushimi Inari, y sus famosas 10000 torii, o sea esas puerticas de madera naranja muy populares en la cultura japonesa. El templo queda relativamente lejos pero pueden tomar la linea Keihan y en 20 minutos estarán allí, Es uno de los templos más visitados de Japón y está dedicado a la deidad Inari, deidad de la fertilidad, el arroz, los zorros entre otras cosas, y es precisamente por eso que es particular, ya que verán sacos de arroz y estatuas de zorros por todas partes, la otra particularidad del templo es que hay un camino de casi 4 kilometros rodeado de los mencionados toriis.

Toris en Fushimi

cada uno ha sido donado como por un comerciante como muestra de ofrenda y agradecimiento a la deidad Inari, igual no caminé las 10mil porque es mucho tiempo caminando, sin embargo sí caminé debajo de las primeras 1000 y aproveché para las foticos, caminar bajo las puertas de madera resulta una experiencia casi surreal ya que parece que el camino está techado pues los toriis están muy cerca los unos a los otros.

Recomendaciones

¿Cómo llegar a Kioto?

Para llegar y salir de Kioto seguramente usarán el Rail Pass que explicaré en otro post.

Desafortunadamente Kioto no cuenta con aeropuerto propio así que seguramente llegarán a Tokio u Osaka, así que para llegar a la ciudad seguramente llegarán en tren a la estación central.

Transporte en Kioto

Dentro de la ciudad pueden moverse con el Rail Pass solo en las lineas de metro administradas por JR, la de Nara que les servirá para llegar a Inari Fushimi y la de Sagano que les servirá para llegar al castillo Nijo, por lo demás podrán moverse en buses, la tarjeta ilimitada por un día cuesta 600 yenes o el pasaje individual cuesta 280 yenes, siempre es recomendable tener la tarjeta ilimitada pues es más fácil moverse y guíense con Google maps que estpa bien integrado al transporte de la ciudad y los buses son súper puntuales

Comida y acomodación en Kioto

El alojamiento que pagué fue un hostal muy limpio, los camarotes tenían cortinas que dan un poco de privacidad y los baños son como los de Los Simpsons (espero que sin cámara), el hostal se llama Santiago Guest House y la noche está a unos USD 15, depende de la fecha obviamente. Supongo que los hostales están por ese precio, en cuanto a la comida, un plato de curri de cerdo con arroz ronda los USD 8, el sushi por su parte es más caro al rededor de USD 15 el plato, todo depende de que tan dispuestos están a entrar en pequeños restaurantes que no se vean tan pomposos, igual me llevo la impresión de que en Japón todo es éticamente preparado así que no da tanto miedo comer en cualquier parte, eso les ahorrará mucho dinero.

por Camilo J

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Un comentario en «Kioto, el japón ancestral»

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