Al aeropuerto de Narita llegué en la noche a eso de las 8 de la noche, allí empezó el recorrido por la ciudad de Tokio, tomé el bus que lleva directamente a la estación central de Tokio, el viaje tarda más de una hora y como llegué un domingo ya estaba casi todo cerrado en los alrededores de la estación, sin embargo encontré un pequeño restaurante donde me di cuenta por primera vez que el idioma sí puede llegar a ser una gran barrera en Japón, afuera del restaurante había una pequeña máquina donde se podía elegir el menú, traté de preguntarle a la mesera cómo se usaba pero fue imposible entendernos así que terminé pidiendo algo al azar: Una entrada de arroz con algo que sabía como atún. Así empezó mi recorrido por Tokio.
Para esa primera noche no tenía hotel porque pensaba madrugar hacía Kioto al día siguiente, así que decidí ahorrarme unos yenes y pasé la noche por ahí, primero caminé cerca a la estación donde estaban todos los restaurantes ya cerrados, lo único que se ve a esas horas son ratas deambulando por entre las canecas de basura. Cuando me cansé de caminar me fui hacía la puerta de la estación central de Tokio y simplemente me senté a esperar a que abrieran, como dato curioso, no estaba solo, muchas personas estaban haciendo lo mismo, incluso algunos acostados en las sillas de cemento cerca a la estación, yo intenté hacerlo pero las sillas están cerca a algunas materas y también vi ratas, así que opté por estar cerca a la puerta de la estación donde hay policias.
La estación la abrieron a eso de las 5:30 de la mañana, ahí entré y busqué el Shinkansen (tren rápido) hacía Kioto. Acá haré un pequeño parentesís pues lo de Kioto está en este otro post
6 días después regresé a Tokio usando el mismo billete del Rail Pass que explicaré en este otro post. Llegué nuevamente a la estación central y desde ahí use el Rail Pass para poder llegar al airbnb que había contratado cerca a la estación de Komagone, afortuanadamente esta estación hace parte de la línea JR así que con el Pass se puede acceder a ella.
Shibuya
Lo primero que hice al llegar a Tokio fue ir a la estación de Shibuya, solo al salir me encontré con un icono de la ciudad, el monumento a Hachiko, el perro famoso de la película que esperó a su dueño muerto no sé por cuánto tiempo hasta que él también murió, solo en esta pequeña estatua hay un montón de personas esperando a tomarse la foto.
Además justo al lado de la estación está también el que puede ser el cruce peatonal más famoso del mundo, y lo es porque es el más transitado, eso puede verse en las horas pico de la mañana y la tarde cuando en un abrir y cerrar de ojos todas las esquinas del cruce se llenan de transeúntes que empiezan a cruzar en cuanto el semáforo cambia, es todo un espectáculo ver toda ese gente reúnida en esa especie de danza improvisada.
Como no sabía bien a donde ir, simplemente empecé a caminar por ahí, llegué a una especie de parque con un edificio y parecía haber un evento dentro, ví que era gratis y decidí entrar, resulta que era un estudio de televisión japonés, NHK. Tal vez para muchos no diga nada, pero si ustedes ya tienen sus años (como yo) recordarán clásicos como Ōkiku naru Ko (Niños en crecimiento) o Dekirukana (Noppo y Gonta), programas que daban en nuestro país y que no tenía idea que fueran de este canal. Por lo tanto esta visita a su museo me pareció hermosa además porque no lo tenía en mis planas (aunque no tenía muchos planes). me gasté un par de horas allí y seguí mi camino.
Santuario Meiji
A solo 10 minutos caminando se encuentra uno de los santuarios sintoístas más famosos de Japón, el Santuario Meiji dedicado al emperador Meiji, primero del Japón moderno, y su esposa Shoken, el santuario está rodeado de un bosque y queda justo al lado del parque Yoyogi en pleno corazón de la ciudad, el sitio como tal está demarcado por las famosas puertas (torii) hechas de madera y adornadas con metales, además del santuario hay un museo y también hay tiendas para comprar regalitos, este es sin duda un sitio imperdible si llegan a Japón, no solo por el valor histórico y cultural que tiene sino porque a sus alrededores pueden caminar tranquilos por entre el bosque sin el bullicio de la ciudad, eso sí, el santuario como tal sí está inundado de turistas, especialmente si vienen en primavera.
Al salir de allí me fui de nuevo hacía Shibuya, ya se hacía de noche y las calles seguían iluminadas por la cantidad exagerada de anuncios luminosos en las fachadas de todos los edificios.
Akihabara
El día siguiente fue el turno de Akihabara, esta estación está situada a solo dos estaciónes de la Estación Central de Tokyo, también hace parte de la línea JR, es una zona conocida por la gran cantidad de tiendas de tecnología y porque allí es común ver otakus (personas fanáticas de mangas y animes) incluso muchas disfrazadas (especialmente los domingos). Esta zona de la ciudad parece estar siempre despierta, la cantidad de edificios es increíble y ninguno desaprovecha sus fachadas, están atestadas de carteles luminosos con publicidad, tal como en las películas.
Un sitio para mí imperdible es la tienda Super Potato, un edificio de unos 5 pisos dedicado exclusivamente a los videojuegos, desde las consolas y video juegos más viejos hasta lo último en tecnología, incluso en el último piso hay un arcade donde por unos yenes pueden jugar maquinitas como en el barrio, ahí por primera vez jugué Mario Bross en una máquina, esta hermosa tienda está a tan solo 3 minutos caminando de la estación de tren.
Acá también podrán hacer compras en las tiendas duty free, solo tienen que presentar la visa de turistas y no tendrán que pagar impuestos sobre compras mayores a 1000 yenes, creo. Una de esas tiendas, muy cercana a la estación es Yodobashi Cameras, una tienda de 9 pisos dedicada a todo tipo de tecnología, en cada piso hay una sección diferente, así que pueden gastarse un buen rato solo paseando por esta tienda. También vale la pena la pasada al Sega Building, otro edificio lleno de maquinitas de arcade, videojuegos, juegos de destreza, máquinas de dulce y demás, además del SEGA hay otros edificios similares por la zona, pueden pasar perfectamente una tarde en esta zona de la ciudad.
Muy cerca a todo este algarabio comercial y tecnológico (a solo 10 minutos caminando) está el Santuario Kanda, un templo sintoísta construido hace más de mil años y reconstruido por última vez en 1934, este es un lugar particular ya que está en pleno corazón de Tokio, muestra como a pesar del desarrollo y la congestión de la ciudad, aún hay un espacio para recordar las creencias ancestrales y la espiritualidad del país.
Este mismo contraste se ve en la mayoría de restaurantes que conservan un estilo muy simple, a pesar de que todos tienen maquinas para escoger el menú, (las máquinas se ven viejas), por dentro son sitios muy sencillo, muchos solo tienen una especie de barra alrededor de la cocina, por lo tanto son espacios pequeños, donde uno se sienta a ver cómo preparan su comida, apenas te pasan el plato, comes junto a desconocidos y te vas, simple y llano.
El post se está haciendo largo, así que dejemos el resto para la próxima entrada.
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[…] mi historia en Japón no comenzó exactamente en Kioto, empezó en Tokio pero eso lo escribiré en otro post. Lo importante es que Kioto es una ciudad fantástica, […]