Moliceiros en Aveiro

Cualquier ciudad que tenga canales naturales o artificiales tendrá que ser comparada obligatoriamente con Venecia, pues bien, en el centro de Portugal hay una ciudad llamada Aveiro, el centro está atravesado por unos cuantos canales que son navegados por unos barquitos llamados moliceiros, estos son unos de lo grandes atractivos de esta pequeña ciudad. Descubramos qué hacer y qué ver en Aveiro y sus alrededores.

¿Qué ver en Aveiro?

Cuando se nos acabó el tiempo en Lisboa decidimos ir a conocer al menos otras ciudades antes de regresar a Colombia, queríamos conocer Porto pero quedaba lugar para un sitio más, hicimos algo curioso, a través de Booking buscamos la ciudad con el alojamiento más barato en Portugal, resultó ser Aveiro, una ciudad que casualmente quedaba de camino a Porto, el pasaje desde Lisboa nos costó 8,5 euros cada uno en la empresa de buses Redexpressos, el trayecto es de unas 3 horas desde la estación de buses de Sete Ríos a la cual es muy fácil llegar pues hay una estación del metro allí.

A Aveiro llegamos después del mediodía, la estación de buses queda muy cerca a la estación de trenes que conecta con la avenida principal de la ciudad, la Dr Lourenco Peixinho, tomamos la avenida y caminamos con nuestras maletas por unos 15 o 20 minutos hasta llegar a una casa, en la puerta habían unos casilleros que se abrían con una clave que nos habían dado previamente por la aplicación de Booking, que es la que usamos más frecuentemente. Esa medida se agradece en estas épocas, no tuvimos contacto físico con nadie, la casa se veía algo vieja pero estaba limpia, la habitación también estaba limpia y ordenada, y tenía un pequeño calentador que parecía un buen detalle pero en la práctica no sirvió de mucho pues el frío era insoportable.

Después de dejar nuestras maletas salimos de inmediato para buscar algo de comer, a solo unas cuantas cuadras quedaba un centro comercial llamado Forum, ahí podrán encontrar varias tiendas de ropa, tecnología, variedades y una plaza de comidas con unos cuantos restaurantes, nosotros nos decidimos por unos tacos.

Después de comer y descansar un poco nos fuimos a caminar por la ciudad, por el centro, que valga la pena decirlo, es pequeño, no creo que necesiten más de dos días para recorrerlo, lo primero que verán y llamará su atención son los canales, creo que son 4 y están conectados, hay uno que pasa justo en frente del centro comercial, por allí verán pasar los Moliceros que llevan turistas, son barcas como góndolas y pueden llevar al menos unas 10 personas aunque casi todas estaban vacías, ya sabrán por qué.

Sobre los canales, también cerca a Forum, hay puentes para cruzar, hay uno en particular llamado Laços de Amizade, o Lazos de Amistad, lo curioso allí es que hay cientos o miles de lazos amarrados a las barandas del puente. Por allí también encontrarán siempre al menos unos dos artistas callejeros y vendedores de comida callejera. Ahora, si cruzan el canal se encontrarán con el Jardín de Rossio, un parque a la orilla del canal, allí hay una estatua de Joao Alfonso de Aveiro, quien fue un navegante que estuvo en la expedición en la que se descubrió el Congo. A lo largo de este jardín encontrarán varios puestos en los que ofrecen los tures a través de los canales, si mal no recuerdo el recorrido cuesta alrededor de 15 EUR.

En la tarde no sabíamos qué hacer y vimos por Internet que habían unas salinas muy cerca, decidimos caminar hasta allí, solo deben tomar la Av Dr, Antonio Christo, como si fueran hacia el mar, en menos de 15 minutos estarán en un sitio muy simpático, una especie de mina de sal marina, lo que se ven son pequeñas lagunas de forma cuadrada con agua estancada, no sé si es por efecto de la concentración de sal en el agua pero parecen espejos, si logran ir al atardecer verán el sol reflejado en estas pequeñas lagunas, otra maravilla, por lo menos para nosotros, es que es un sitio sin muchos turistas, así que lo tendrán casi que solo para ustedes.

Durante nuestra visita a Portugal, se estableció un toque de queda desde las 10 de la noche, por lo tanto no había mucho más qué hacer, además estábamos en pleno invierno y las temperaturas eran bajas, por lo menos para nosotros, tanto que llegamos a dormir vestidos con nuestra ropa de calle porque el pequeño radiador del hostal poco o nada hacia.

Llegar a Costa Nova y Playa de Barra

El siguiente día vimos por internet que había una playa cerca a la ciudad, se llama Costa Nova, para llegar allí tomamos un bus en una estación cerca al Jardin de Rossio, en la calle Clube dos Galitos, no recuerdo el número del bus pero es fácil pues no hay muchas rutas en la ciudad, el pasaje cuesta 2,4 EUR por personas, se puede pagar en efectivo. Eso sí, la frecuencia no es muy alta así que tal vez tengan que tener paciencia. El recorrido tarda solo unos 20 minutos hasta el Faro de Aveiro. Cerca a la playa hay un pequeño barrio con algunas tiendas y restaurantes.

La playa es de arena blanca, hermosa, además tal vez por la hora, estaba casi desocupada, la caminata empieza en el faro y empiezan a caminar hacia el sur, esa zona se llama Praia de Barra, lo más lindo allí es un muelle de unos 500 metros que entra directamente en el mar, al final del muelle hay otro faro, lo mejor acá es ver a los barcos pesqueros que llegan o salen, muchos vienen perseguidos por una nube de gaviotas. Por lo demás hay algunos cuantos restaurantes en la playa y caminos de madera para disfrutar la costa.

Tras unos 45 minutos de caminata por la playa llegamos a Costa Nova, que para ser honestos no es sino más de la misma playa, lo interesante aquí es dejar la arena atrás e ir al Barrio de los Pescadores, una especie de barrio con casas de madera coloridas, todas con un diseño consistente que hacen que el barrio se vea sencillamente genial. Por la avenida Jose Estevao, que es la principal, encontrarán algunos restaurantes y cafés, además es paralela al río de Aveiro y a un parque longitudinal, así que la vista allí también vale la pena. Allí mismo encontrarán la parada de bus que los llevara de vuelta a la ciudad.

Más de Aveiro

Durante el tiempo que estuvimos en Portugal, desafortunadamente, había toque de queda los fines de semana desde la 1 de la tarde, así que sábado y domingo solo tuvimos algo de tiempo para recorrer el resto de la ciudad, pero fue suficiente. Muy cerca al centro comercial ya mencionado está la Catedral de Aveiro que fue consagrada en 1464, justo en frente también está el convento de Santo Dominfo de Aveiro y al cruzar la calle el Museo de Arte Religioso de Santa Juana, también hay un pequeño parque.

Al otro lado del Centro Comercial, detrás del jardín de Rossio, está el barrio de Beira Mar, allí encontrarán el mercado y la plaza de peces, el mercado está abierto los domingos y allí fuimos pero la verdad es un mercado con pocos estantes, pero igual refleja el alma marítima de la ciudad. Este barrio también es llamativo por las pequeñas calles y casas que atraviesan el sitio, es como un pequeño laberinto lleno de cafés, bares y restaurantes.

Otro sitio importante es la capilla de San Gonzaliño, una pequeña iglesia con forma de pentágono en la mitad de una plaza, por suerte para nosotros, en esos días había celebraciones en torno al santo, había un mercado local en las calles del Beira Mar, allí gastamos nuestras monedas comprando dos paquetes de pan y galletas, nos comimos todos mientras veíamos pasar los pocos moliceiros en los canales y los bares llenos de gente, algunos vestidos como monjes franciscanos, no sé si San Gonzaliño tiene una especie de orden o algo así.

Finalmente, nuestra visita llegó a su fin con una foto de las escaleras de Aveiro donde se puede leer «I Love Aveiro» si uno las ve desde abajo, estas son fáciles de encontrar, solo hay que seguir el canal donde está el puente de los lazo de la amistad, al final del canal hay una laguna con un hermoso edificio de fondo, es la antigua fábrica de cerámica Jerónimo Pereyra, la fachada del edificio se renovó junto a una gran chimenea, pero adentro parece que no hay nada, o por lo menos no encontré más información al respecto.

Vale decir que caminar por el parque longitudinal de los canales es un plan simpático, hay mucha gente caminando, en los parques o sentados por ahí, Aveiro parece ser una ciudad familiar, que vale la pena conocer, tal vez un poco pequeña para vivir pero puede ser una buena opción ya que queda cerca a Porto y otras ciudades más grandes. Como no estuve tanto tiempo no haré recomendaciones pues no hay aeropuerto internacional, el sistema de buses no es muy complejo y en general no hay mucho más que decir.

Les recomiendo una bonita cervecería artesanal sobre la calle Guilherme Gomes Fernandes, se llama Lovecraft Beer Shop, la pinta nos costó alrededor de 7 euros, algo caro para el estándar de Portugal, pero nos merecíamos una buena cerveza.

por Camilo J

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Un comentario en «Aveiro, la Venecia de Portugal»

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