Panoramica Albi

Cuando vivía en Colombia creía que una ciudad tenía que tener millones de habitantes, todo lo que tuviera menos de un millón era un pueblo, pero en Francia he aprendido que una ciudad puede tener 50000 personas, el todo es que la gente tenga todos los servicios necesarios para vivir bien, acá la definición de ciudad me ha cambiado, así que los títulos de los últimos dos posts tal vez estén equivocados, sería más justo decir pequeñas ciudades occitanas, pero bueno, pueblo me suena algo más romántico, vamos a recorrer algunos de esos pueblos de la Occitania francesa.

Perpignan

Empecemos con la segunda visita fallida al mar mediterráneo, como no pudimos llegar al mar cerca a Narbonne, intentamos ir a otra ciudad costera y que además nos habían recomendado: Perpignan. Antes de ir revisamos si había transporte público y vimos que sí, pero al llegar nos dimos cuenta que igual se demoraba muchísimo en llegar así que desistimos de la playa nuevamente, en fin, en cualquier ciudad encontrarán algo que ver y mucha historia. Bien, Perpignan está ubicada a unas dos horas en tren de Toulouse, hacía el sur, es una ciudad muy cercana a Cataluña, de hecho en las calles hay avisos en catalán y la cultura catalana parece regada por todas partes. Y es que Perpignan fue la capital del Reino de Mallorca hasta el siglo XIV, sin embargo desde el siglo XVII la ciudad hace parte oficialmente de Francia.

Los vestigios de esa época catalana están en los sitios históricos de la ciudad, uno de ellos el Castillet, que es una puerta de la fortificación que solía proteger la ciudad, su construcción data del siglo XIV, fue utilizada como cárcel y luego pasó a ser el museo de las artes catalanas, esta puerta también parece la puerta al centro histórico donde encontrarán la Catedral de San Juan Bautista de Perpignan, esta se construyó entre el siglo XIV y XVI, pero nunca fue terminada como puede verse en el campanario que es un simple esqueleto, por así decirlo, igual eso le da un toque único, a mi parecer.

Detrás de la catedral encontrarán lo que fue un cementerio en el convento de San Jean, ahora es una plazoleta que no sé para qué sirve, al fondo de la plazoleta hay una sala que al parecer usan como sala de exhibición, ése día había una colección de pintura con cuadros referentes a la muerte y el terror, una exposición sencillamente hermosa.

Además de otras casas hermosas como la misma alcaldía, a unos 10 minutos del centro está el mayor atractivo de la ciudad, el palacio de los reyes de Mallorca, una estructura medieval bellísima que data del siglo XIII, fue mandado a construir por Jaime II en 1276 y su construcción tardó algo más de 30 años (o sea que en Bogotá aún se trabaja como en tiempos medievales). El castillo es una especie de museo, para tener el tour completo hay que pagar 4 euros, pero como nosotros viajamos en bajo presupuesto (bajísimo) no pagamos, además porque es posible entrar hasta cierta parte, caminar por una parte de las murallas y observar la arquitectura medieval sin necesidad de pagar, así que encontramos el recorrido más que suficiente.

Albi

A solo 1 hora y media en tren al noreste de Toulouse se encuentra la pequeña ciudad de Albi que es la capital del departamento de Tarn. Aquí también se puede notar un poco lo de la ciudad rosa ya que sus construcciones típicas también están hechas de ladrillo, tal como sucede en Toulouse. Luego de llegar a la estación del tren y caminar hacía el centro lo primero que encontramos fue la inmensa catedral basílica de Santa Cecilia y es que de verdad es enorme al parecer porque también se usó como puesto de defensa, de hecho al caminar por dentro de la iglesia como tal no parece tan grande, así que suponemos que parte del edificio que se ve desde afuera es parte de una muralla.

El todo es que esta catedral construida sobre los restos de un edificio que databa del siglo VII, lo que vemos actualmente se empezó a construir por allá en 1282 y tardó casi dos siglos en terminarse, este edificio hace parte del patrimonio de la humanidad de Unesco desde 2010, la verdad es que tomar una foto resulta casi imposible por el tamaño del edificio, por eso dejo este vídeo.

El día estaba frío y lluvioso por lo tanto creo que no disfrutamos completamente la ciudad, sin embargo con lo que vimos fue suficiente ya que la belleza era increíble. Muy cerca a la catedral está el Palacio de la Berbie, que es un castillo que se erigió en el siglo XII por los antiguos obispos de la ciudad luego de la cruzada en contra de los cátaros en el sur de Francia, ahora es la casa del museo Toulouse-Latrec, un pintor y caricaturista francés nacido en Albi.

Justo detrás del palacio se encuentran los jardines, y es una postal absolutamente hermosa de la ciudad, desde la parte de arriba se tiene una vista con los jardines perfectamente cortados y de fondo el puente viejo que atraviesa el río Tarn y la panorámica del pueblo al otro lado del río, es una foto perfecta. Pueden hacer la caminata alrededor de los jardines, tomar las respectivas selfies y volver. Luego pueden ir o cruzar el Puente Viejo, y es que allí sí hay historia, se construyó entre 1035 y 1042, sin embargo fue reconstruido en el siglo XIII, aún así es uno de los puentes en funcionamiento más antiguos del país.

Puente Viejo en Albi

Por lo demás al igual que en casi todas las ciudades que hemos visitado, vale la pena solo ir a caminar por ahí, especialmente el casco histórico está lleno de pequeñas calles, casas que aún conservan el estilo medieval y tiendas y restaurantes en todo lado, eso sí, como fuimos un domingo el comercio después de la 1 de la tarde se cierra, cometimos el error de no almorzar y cuando fuimos a buscar algo a eso de las 2:30 PM y ya no había nada, todo lo volvían a abrir a las 4 o a las 6 para la cena, esto mismo pasa en muchos otros sitios de Francia.

Lavaur

Para cerrar este post, hablaré sobre otro pueblo al que fuimos no tanto por conocerlo sino porque allí llegaría la etapa 7 del Tour de Francia 2020, y sí, aunque no practico ciclismo soy aficionado al Tour y otros eventos del mundo del ciclismo, y para mí era un sueño ver el Tour en vivo así fuera por unos segundos, lo logré este año en la localidad de Lavaur, un pueblo de unas 10000 personas ubicado solo a 50 minutos al noreste de Toulouse.

Llegamos temprano para recorrer un poco el pueblo antes de la llegada del tour, ya las calles estaban cerradas, había seguridad y toda la infraestructura lista para esperar la llegada, los lugareños aprovecharon para hacer una especie de feria donde había comida, recuerdos, bailes, música y demás.

Todo estaba lleno, nosotros llevábamos nuestro propio almuerzo y encontramos un lindo sitio para comer, un parque ubicado cerca a la catedral de San Alaine, construida entre mediados del siglo XIII y XIV, esta iglesia tiene una curiosidad, la campana suena gracias a una especie de juguete mecánico que le da golpes, dice la leyenda que el robot fue construido en el siglo XVI por un preso condenado a tocar la campana cada hora, el ingenioso reo hizo este robot para poder escapar sin que notaran su ausencia. Los alrededores son bellos jardines muy bien mantenidos y una especie de parque donde almorzamos.

Catedral Lavaur

Por lo demás, lo importante era la carrera, buscamos un buen sitio aunque el sol estaba justo encima de nosotros y tuvimos que estar allí más de dos horas, antes de la llegada hubo desfile de patrocinadores que regalaban cositas mientras pasaban, música y también se podía ver la carrera por pantallas gigantes.

El final de la etapa se definió en un sprint que terminó ganando Van Aert, la verdad es que apenas se pueden ver cuando pasan porque llegan a una velocidad asombrosa, sin embargo pude grabar no solo al primer grupo sino a los perseguidores y a unos cuantos ciclistas rezagados, la gente que espera la llegada ansiosa pone un ambiente genial, golpeando las vallas al grito de «Alle, alle», el tour se vive intensamente en el país galo y así sea solo por unos instantes fue un gran momento en mi vida, acá les dejo vídeo para que puedan compartir conmigo el momento.

La promoción para viajar barato se acabó y nuestro tiempo en la Occitania también, nos quedamos con la grata sensación de haber visto sitios poco comunes y maravillosos y con las ganas de poder visitar más en el futuro, los ríos Garona y Tarn le dan un toque mágico a los pueblos que atraviesan en el camino, la vida medieval parece que cobrará vida nuevamente en las pequeñas calles empedradas y en las gigantescas catedrales de cada ciudad y pueblo, la verdad es que esta región del sur de Francia es increíble por donde se vea.

por Camilo J

Ingeniero de sistemas con más ganas de viajar que trabajar ¿Ya leiste mi libro? https://www.amazon.com/dp/B0B4YR7KLM

Un comentario en «Los pueblos de la Occitania, un poco más»

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